miércoles, 2 de abril de 2014

Defíneme “gente”, por favor



Estamos en Babilonia, actual Irak, hace hoy justo 3774 años. El rey, Hammurabi, crea un conjunto de leyes -el Código de Hammurabi-  regido por la ley del Talión: ya saben, lo del ojo por ojo y sus consecuencias.

Afortunadamente hoy tenemos más códigos legislativos. El Civil, el Penal, el Mercantil, el de Derecho Canónico, etcétera. Lo que no existe todavía, o eso creo yo, es el Código del Qué Dirán.


"-¿A dónde vas así a la calle?¿Acaso no te importa lo que la gente piense de ti?
-Defíneme "gente", por favor." 



Cada uno tiene su estilo, su forma de ser, su forma de peinarse, su forma de vestir e incluso su manera de eructar. Las modas influyen, cómo no, pero no son determinantes. Una moda no es vinculante, no obliga a nada. Son como una especie de referéndum (de pueblo): la gente vota sí o no y punto, si bien el resultado no implica que alguien tenga que hacer algo. “¡Ha salido el sí! ¡¡¡Oeeeee, oe oe oeeeeee!!!”, se descorchan cuatro botellas de cava y cada uno a su casa que a las nueve empieza el fútbol; y punto.


Pues con lo que opine la gente lo mismo. Se respeta, evidentemente, sin embargo no hay que regirse por ello. Lo que opinen de uno los demás no es vinculante.

Quiero insistir con este tema, necesito aclarar conceptos. ¿Quién o qué es la gente? ¿Dónde establecemos el límite? Actualmente somos unos 7200 millones de personas en el planeta. ¿Tengo que esperar a que todos lleguen a un consenso para saber qué puedo ponerme para salir a la calle sin miedo al qué dirán y con plena confianza en mí mismo sabedor de que he recibido la aprobación de la gente o, en su defecto, de la mayoría?

Ni siquiera así habría de seguir la opinión/gusto de la gente para que no tengan una mala impresión de mí. Yo tengo unos gustos, una forma de ser, una manera de reírme e incluso de eructar. ¿Cómo sé yo que la gente, así grosso modo, sabe más que yo? Me explico. ¿Qué tipo de organismo público imparte cursos y emite licencias para que la gente me critique y, tras la crítica, yo acepte a pies juntillas adoptar sus preferencias? Es todo muy confuso, cierto, por eso me gustaría que alguien me aclarase estas cuestiones.

Pero es que hay más. Suponiendo que dicho organismo exista y haya gente preparada y cualificada para no sólo cuestionar a los demás sino también imponerles su opinión/gustos, ¿por qué habría yo de seguirlos? ¿Acaso esa gente me paga la hipoteca? ¿O me cambian los neumáticos del scooter? ¿Esa gente se va a encargar de la manutención de los catorce hijos que pienso tener? ¿Entonces de qué narices estamos hablando? Soy católico, y todavía no he visto un #11 Mandamiento que diga “Te regirás por la opinión que la gente tenga de ti”. ¿Me explico?

Pues eso, que cada uno a lo suyo. Y que los demás, la gente, opinen lo que les dé la gana.

Nos vemos, gente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario