Pequeño
manual que ofrece consejos y nociones de protocolo de cara a una boda.
El traje. Vale que ya no es como en los
noventa y que en Zara te vistes para una boda por menos de doscientos euros,
pero ten en cuenta diversos factores cuando elijas uno. La talla, por ejemplo, con
el objetivo de que te sirva para otros
ajuntamientos. Contempla con lupa si en lo sucesivo vas a mantener la
línea, si tal vez engordes o si tienes pensado adelgazar. Acude al endocrino,
si crees necesario, antes de decidirte al tomar una decisión tan importante.
El color del
traje, por supuesto, por ese mismo motivo, que sea neutro para que no pase de moda (ni de
boda).
La iglesia. Puedes entrar a la ceremonia sin
necesidad de ser católico practicante. No te van a salir sarpullidos por
asistir a tan sacra unión en un no menos sacro templo. Haz el favor, hazlo por
los novios. SOLIDARÍZATE con ellos y comparte su alegría.
Tampoco
estás obligado a entrar, por supuesto, pero si lo haces compórtate. No por nada
en especial, sólo porque luego, tal vez, seas la comidilla durante el convite.
Que interese más la tuya que la que
tienen en el plato.
Incluso
puede suponer que los novios no quieran hacerse la foto contigo, con el trauma
que eso podría provocarte. Vigila.
Las fotos. Te hace ilusión guardar un recuerdo.
Mentalízate de que te vas a hacer la foto, no tengas prisa. Existen tías de los
novios que han venido del pueblo y ten por seguro que nada ni nadie se les va
interponer en su propósito, ‘vaya a ser que se acabe el carrete y no me
lleve yo una foto con mi sobrina’. Aléjate
de estas señoras como de beber San Miguel, por tu integridad (así en general). Mentalízate
de nuevo: NO VAS A CONSEGUIR HACERTE LA FOTO ANTES QUE ELLAS.
NOTA: Lo
ideal sería hacer como en los puestos de pollos asados: coger número y que un
luminoso fuera informando de los turnos. De esta manera habría cero problemas. ¡Siguiente!
El sobre (I). Poca broma con este punto. Lo
primero que hay que saber cuando se va de boda es cuánto dinero vas a meter en
el famoso sobre. Si vas a título individual no es tan importante, pero si se va
con un grupo de amigos es crucial, determinante e incluso te puede acarrear más
de un estigma, ya que si luego das menos que no sé quién, a los novios tal vez
les moleste. Tal vez no, seguro.
Acordadlo
entre vosotros antes, aunque en ocasiones se dispone de un cifra de partida como veremos a
continuación.
El sobre (II). ¿Me invitas a tu boda
o me la vendes? Para
bien o para mal, yo pienso en lo primero, los novios nos orientan en el regalo. Los más atrevidos, reunidos tomando una cocacola con el
resto de amigos/invitados semanas antes a las nupcias, suelen soltar, más o
menos, un ‘joé, qué caro nos ha salido el cubierto, A 125 EUROS…’. Genial,
mensaje recibido; sabes que en el sobre has de poner de 150 euros para arriba,
al menos ni que sea para cubrir el cubierto, valga la redundancia a las finas
hierbas sobre lecho de patatas laminadas.
A partir de ese momento se crea un gabinete de crisis entre los amigos para decidir cuánto poner en el sobre, llegar a un consenso, todos lo mismo, tomando como referencia el precio del cubierto. Dudo que los novios se atrevan a decir que TODOS su amigos son unos rácanos.
A partir de ese momento se crea un gabinete de crisis entre los amigos para decidir cuánto poner en el sobre, llegar a un consenso, todos lo mismo, tomando como referencia el precio del cubierto. Dudo que los novios se atrevan a decir que TODOS su amigos son unos rácanos.
¿Todo bien? Antes, ahora no estoy del todo
seguro, era tradición entre los padres de los novios hacer de correctos
anfitriones entre los invitados. Pasearse de mesa en mesa con una pregunta:
¿cómo va, todo bien? Si tienes suerte y te pillan con la boca llena, asientes
con la sonrisa que te permite la cantidad de comida que intentas engullir; si
no, ¡Oh, pobre de mí, oh invitado!, has de hacer lo que se conoce como EL
PARIPÉ. Ingeniártelas para rozar la oda al restaurante donde estéis “de lo
rico, jugoso y sabroso que está todo, neulas incluidas, ¡vive Dios!”.
De una boda sale un ciento, o no. Depende. Se necesitan al menos
doscientos invitados. O bien 199 si contamos con el cura. Relájate si no se da
ninguna de las dos circunstancias.